PARADIGMAS EN NIVEL PROTEICO DE LA DIETA DE LA VACA
ALTA PRODUCTORA Y SU EFECTO EN LA REPRODUCCIÓN
El momento que vive la producción lechera en México se ve nuevamente afectada por los bajos precios internacionales de la leche y a la indiscriminada importación de leche en polvo que hace que la leche producida localmente tenga una escasa demanda, pues para la industria lechera es más fácil y económico, una vez más, recurrir a la leche en polvo descremada y reconstituirla con grasas vegetales. Esto aún les permite a algunas empresas “presumir” que su leche es “libre de colesterol”.
Gerardo Llamas L, Director General Prioridad Lechera S. A. de C.V.
La verdad es que al no tener crema auténtica de leche, las grandes ventajas nutricionales de este tipo de grasas no se aprovechan, ya que se ha comprobado recientemente que la grasa butírica de la leche es de las que más ayudan a mantener al humano sano, contrario a lo que nos habían platicado erróneamente por más de 50 años (Teicholz, 2014). Lo cierto es que sólo la leche con su grasa original puede legítimamente denominarse leche de vaca.
Ante este difícil panorama, el productor no tiene otra alternativa que hacerse aún más eficiente y productivo ya que la economía del establo en este entorno, así lo marca. Entre mejor productividad por vaca logremos, podremos diluir el gran costo de mantenimiento de la vaca (lo que gasta ella solo por mantenerse viva). Asimismo los costos fijos del establo (solo por mantenerlo abierto), se lograrán diluir si el establo produce más leche. Desgraciadamente esta dinámica en la que nos han metido factores globales ajenos a los problemas locales, son lo que han hecho que desaparezcan una gran cantidad de establos, mientras unos pocos siguen creciendo en número de vacas. A nivel de establo se reconoce que el principal gasto es el de alimentación, por lo que es lógico que se busque abaratar lo más posible la misma. Sin embargo, no debe olvidarse que a final de cuentas dicho costo de la alimentación es un costo inevitable que debe racionalizarse, más que minimizarse; por ejemplo si un alimento o aditivo ofrece una relación costo- beneficio favorable al productor, su empleo más que un gasto es una inversión.
Mi intención aquí es mostrar de manera sencilla que existen diferentes paradigmas para cubrir de manera económicamente efectiva las necesidades proteicas de la vaca lechera altamente productiva. Parto además de la base de que los macronutrientes más económicamente importantes para la vaca son las proteínas y los carbohidratos; estos últimos al fermentarse en el rumen pueden producir cantidades muy interesantes de proteína microbiana, la cual es digerida posteriormente por la vaca. Dicha proteína microbiana tiene un balance de aminoácidos muy similar al de la proteína de la leche.
Los carbohidratos los podemos clasificar en carbohidratos no fibrosos (CNF, en general almidones y azúcares), y en los carbohidratos fibrosos, aglomerados en la llamada Fibra Detergente Neutro (FDN). En general los primeros se fermentan con mayor facilidad en el rumen y producen más energía que podrá ser empleada por las bacterias ruminales; sin embargo los forrajes de buena calidad (ensilaje de maíz, henos de alfalfa de poca floración, y otros), también pueden fermentarse a buena velocidad en el rumen, aunque siempre contienen fracciones fibrosas de más lenta digestión en relación a los CNFs.
Los dos paradigmas principales que se discutirán para llenar los requerimientos proteicos de la vaca, son 1) alimentar proteína y otras fuentes nitrogenadas a la vaca acompañada de carbohidratos fermentables en el rumen con el fin de producir proteína microbiana de excelente balance de aminoácidos; y 2) Alimentar fuentes proteicas de baja degradabilidad en el rumen (altas en proteína no degradable en el rumen, PNDR), y buena digestibilidad intestinal, que aporten directamente Proteína metabolizable a la vaca.
Al final los requerimientos proteicos de la vaca se expresan como proteína metabolizable absorbida a nivel intestinal, y en aún más detalle en aminoácidos metabolizables; es decir estos últimos son el verdadero requerimiento para la vaca, que los obtiene ya sea de la proteína microbiana producida en el rumen o bien de la PNDR. La cuestión es entonces en cuál de los dos procesos nos vamos a apoyar más para nutrir proteicamente a la vaca de la manera más efectiva, y qué es lo que más conviene al caso de la producción lechera en México.
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