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SUPLEMENTACIÓN DE GRASAS EN LA ALIMENTACIÓN DE VACAS LECHERAS

OEA Por OEA Dic7,2020

 

 

 

LA ALIMENTACIÓN DE VACAS LECHERAS

Las grasas pueden tener una mejor eficiencia digestiva. Sin embargo, también pueden tener un efecto negativo si no se manejan apropiadamente, disminuyendo el contenido de grasa de la leche y alterando la composición de ácidos grasos de la misma.

Dr. Pedro Meléndez

Las grasas como suplemento para el ganado lechero se utilizan para incrementar la densidad energética de la dieta, lo que redunda en un aumento en el consumo total de energía. El incremento en el consumo de energía debería mejorar el balance energético junto con la condición corporal, la producción de leche y la fertilidad de la vaca. No obstante, estos efectos benéficos, pueden verse contrarestados, y pueden tener un impacto negativo en el rendimiento del animal si no se manejan de forma adecuada.

Las grasas son un grupo amplio y heterogéneo de compuestos altamente energéticos que se encuentran en forrajes, granos y subproductos animales y vegetales para uso en nutrición animal. Los principales constituyentes de las grasas utilizadas en la nutrición de la vaca de lechería son los glicolípidos, triglicéridos y ácidos grasos libres. Los glicolípidos son el principal tipo de grasa encontrada en los forrajes. Los triglicéridos son los principales tipos de grasa que se encuentran en los granos de cereales, semillas oleaginosas, grasas animales (cebo), subproductos e incluso en la grasa de la leche. Ellos están constituidos por una molécula de glicerol (azúcar de 3 carbonos) y 3 ácidos grasos libres (de ahí el nombre de tri-gliceridos). Los ácidos grasos libres también se utilizan en la fabricación de ciertos suplementos comerciales como jabones de calcio de ácidos grasos y también son la principal forma de movilización de grasas desde el tejido adiposo a través de la sangre a otras partes del cuerpo del animal (hígado, glándula mamaria). Químicamente, los ácidos grasos son cadenas largas de átomos de carbono embebidos de átomos de hidrógeno, donde en su unión química se encuentra almacenada la energía que utiliza el animal. Cuando los ácidos grasos son oxidados, es decir, cuando los cuerpos carbonados empiezan a perder sus átomos de hidrógeno, la energía es liberada y es utilizada por las células del animal, para que puedan seguir subsistiendo. Sin energía, no hay vida.

Conceptos básicos. Las grasas incrementan la densidad energética de la dieta debido a que reemplazan a los almidones (azúcares) y celulosa (fibra) que son menos ricos en energía, ya que tienen un menor número de átomos de hidrógeno que las grasas. Además, cuando se añaden grasas a la dieta se produce menos calor de combustión en el rumen, debido a que las grasas no son digeridas en el rumen propiamente tal, sino en el intestino del animal. Consecuentemente, las grasas pueden tener una mejor eficiencia digestiva. Sin embargo, también pueden tener un efecto negativo si no se manejan apropiadamente, disminuyendo el contenido de grasa de la leche y alterando la composición de ácidos grasos de la misma. Por lo tanto, el tipo y la cantidad de grasa a suplementar son los factores más importantes a considerar. Como se mencionó anteriormente, el tipo de grasa más frecuente encontrada en los alimentos utilizados en la nutrición animal son los ácidos grasos de cadena larga. Estas son largas cadenas de átomos de carbono (12 a 20) con enlaces ricos en átomos de hidrógeno. Cuando la cadena de átomos de carbono esta completamente embebida de átomos de hidrógeno se habla de ácidos grasos saturados. Cuando los átomos de carbono no están completamente ocupados por átomos de hidrógeno, presentan dobles enlaces, y se habla de ácidos grasos insaturados (Ver Figura 1 y 2)

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