¿CUÁNDO DEBO PARAR DE INSEMINAR ESTA VACA
Determinar cuándo y por qué dejar de inseminar una vaca es una de las decisiones más importantes en la gestión de cualquier explotación lechera. Con todo, no es fácil encontrar granjas que realicen esta tarea de forma programada. Lo más frecuente es que las vacas se descarten casi en el mismo momento en el que salen para el matadero, tomando la decisión por impulso sin una previsión adecuada.
Roberto C. Fernández ÁlvarezVeterinario asesor de vacuno lechero
Debemos ser conscientes de nuestros costes de producción y decidir si es o no rentable seguir inseminando un animal con base en sus datos reproductivos y/o productivos. Decidir parar de inseminar una vaca que no es rentable antes de que este hecho sea tan obvio que ya nos hizo perder dinero es una de las decisiones que más beneficio aportará a nuestro negocio.
Nuestra prioridad en la gestión de una explotación láctea debe ser que cada plaza esté ocupada por el animal más eficiente para ese puesto en cada momento.
Y esto pasa por tomar la decisión de en qué momento una vaca en producción deja de ser más eficiente que una novilla que pudiese ocupar su plaza. Cuando llega a este punto, ese animal debe dejar de inseminarse a la espera de ser eliminado. Y nunca ha tenido tanta importancia este hecho como en la situación de mercado que nos ha tocado vivir estos últimos meses.
NO ES UNA CUESTIÓN DE MATAR MÁS VACAS, SINO DE SABER QUÉ VACAS DEBEN IRSE Y ORGANIZAR MEJOR SU SALIDA
Muchas veces los técnicos nos encontramos con la oposición de los ganaderos cuando exponemos un listado de animales potencialmente descartables, ya que siempre se dijo aquello de “es muy fácil corregir los datos de una granja matando vacas”. Pero nada más lejos de la realidad.
No es una cuestión de eliminar un porcentaje de vacas par maquillar los datos generales. Aunque seguramente esto ocurra, si solo se hace con esta intención en un periodo breve de tiempo los datos volverán a ser semejantes sin obtener beneficio alguno.
El descarte programado de animales poco eficientes es una forma de organizar su salida ordenada en función de las necesidades de la granja para mejorar la eficiencia productiva del rebaño. No es una cuestión de matar más vacas, sino de saber qué vacas deben irse y organizar mejor su salida.
MATADERO VOLUNTARIO VS. MATADERO INVOLUNTARIO
Debemos diferenciar entre “matadero voluntario” y “matadero involuntario”, ya que son dos conceptos muy diferentes. Las vacas que causan baja de forma involuntaria son aquellas que por un accidente o por una situación no prevista deben ser enviadas al matadero de forma urgente. Aquí nos encontramos con situaciones como un accidente en una extremidad, una mamitis hiperaguda, un aborto en una gestación ya muy avanzada… La salida de estos ani- males no se puede prever y siempre habrá un porcentaje más o menos elevado en cualquier explotación.
En cambio, las vacas destinadas a “matadero voluntario” son aquellos animales que nosotros decidimos no inseminar más y son marcados como descarte, pero que no tienen que irse inmediatamente. No hablamos de “matar vacas ahora”, sino de decidir no volver a inseminarlas y seguir ordeñándo- las hasta que su producción deje de ser rentable y se vendan. Esto puede ocurrir en un periodo variable de tiempo; así, algunas vacas descartadas pueden seguir produciendo en nuestra explotación durante un año o más, según su renta- bilidad y la disponibilidad de novillas que lleguen al primer parto. La ventaja del “matadero voluntario” es que nos sirve para hacer una selección dentro del rebaño siempre con base en los criterios objetivos que nos permitan elevar la eficiencia productiva de nuestra granja y trabajar con aquellos ani- males que más nos interese.
La cuestión de no inseminar a estos animales se debe a que una vaca gestante difícilmente será vendida, independientemente de su producción o de su historial. Así, una vaca que queda preñada muy tarde dará una lactación demasiado larga con baja producción o un periodo de secado excesivo. En cualquiera de los dos supuestos, los días improductivos del rebaño se verán incrementados al tiempo que se reduce nuestro beneficio. Además, estos animales tendrán más riesgo de sufrir problemas en el posparto y seguramente producirán menos leche en la lactación siguiente. Por eso, conseguir que una vaca quede preñada a los 450 días en leche no es un buen trabajo y seguramente nos costará dinero.
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