Y ESTA LA VACA REALMENTE EN CELO
Se da por sabido que el evento del celo es, por así decirlo, el punto de partida de la gran aventura de lograr una preñez. Por tanto, aunque resulte ocioso repetirlo, para tener más vacas (y vaquillas gestantes) –por el método tradicional de la detección de los celos– habrán de consignarse las más de las vacas y vaquillas que verdaderamente anden en celo, e inseminarse correctamente.
Ing. Joel H. Velasco Molina
Cobra sentido, pues, abundar sobre lo antes dicho haciendo referencia, una vez más, en que el porcentaje de preñez de un hato es el resultado de multiplicar el porcentaje de detección de celos por el porcentaje de concepción (fertilidad).
Entonces, para ejemplarizar, si la tasa (%) de detección de celos fuera mala, de un 50 %, y la tasa (%) de concepción (fertilidad) regular, de 30%, el producto sería de…
TDC: 50% por tasa de concepción: 30% = 15% de vacas preñadas.
Dicho de otra manera quiere esto decir, que en un período de 21 días (lapso empleado regularmente para el cálculo), de un total de 100 vacas elegibles para la inseminación, solamente han quedado preñadas 15.
Ahora, con el fin de subrayar la importancia que encierra el empeñarse en hallar un número mayor de vacas en celo, simplemente a nuestro ejemplo anterior cambiémosle la tasa de detección, esto es, en vez de 50% asumamos un 80%. Como se puede ver los números hablan por si mismos; pues en lugar de 15 % de tasa de preñez se tiene TDC:80% por TC:30%=24%
En resumidas cuentas, un incremento de…
24% – 15% = 9% de vacas preñadas gracias a eficientar la detección de los celos.
¿Qué es observable en las lecherías en torno a las políticas de detección de celos?
Es evidente que a resultas del conocimiento que se tiene de la relevancia de encontrar vacas en celo, las medidas gerenciales adoptadas, a veces se convierten en un arma de doble filo. Permítanme explicarlo.
En líneas generales nos topamos con que los administradores se valen de premios o amonestaciones para que sean inseminadas más vacas cada día.
En pocas palabras, se incentiva económicamente al “celador” (palabra que tanto alude a vigilancia cuanto que acomoda con la observación de celos), por la cuantía de animales que reporta en celo. O bien, en caso contrario, se reprende al encargado de tan valiosa tarea, por no estar apuntado aquellos animales elegibles, que se cree deberían estar mostrando celo.
Ambos escenarios, estaremos de acuerdo estimados lectores, pueden conllevar a una situación indeseable: presentar al inseminador animales que no están verdaderamente en celo.
Y esto, digámoslo de paso, engloba grandes desventajas para la empresa lechera, entre otras:
- Mayor gasto en semen.
- Mayor fatiga para los inseminadores.
- Errores y desorden en los apuntes y estadísticas.
Posibles infecciones por inseminar animales en su período luteal. - Posibles abortos por inseminar en estadios muy tempranos de la gestación con dificultad para el diagnóstico de la misma.
- Un largo etcétera
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